Historia

En el Teatro Pérez Galdós, pasado y presente se conjugan para ofrecer un espacio que ha sido desde sus inicios y continúa siendo hoy referente de la vida cultural de Las Palmas de Gran Canaria.

El 6 de diciembre de 1890 abrió sus puertas como Teatro Tirso de Molina. Desde entonces, y pese a vicisitudes de todo tipo -un cambio de nombre, un incendio y su reconstrucción, una remodelación y ampliación- han pisado sus tablas los más importantes artistas y formaciones nacionales e internacionales.

El Teatro Pérez Galdós, que en la actualidad acoge espectáculos de música, teatro y danza, así como la temporada de la Ópera, ha sido sede de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, del Festival de Música de Canarias, así como el escenario donde se desarrolló la mayor parte de la actividad cultural de la capital grancanaria hasta la puesta en marcha de los nuevos equipamientos.

Sociedad particular de accionistas

La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria tenía a mediados del siglo XIX la necesidad un nuevo teatro. Defectos constructivos en el Teatro Cairasco, abierto al público en 1845 en el solar del actual Gabinete Literario, y el aumento de la población y de la afición fueron, junto al deseo de la clase dirigente, los motivos principales para tal planteamiento.

La construcción del Nuevo Teatro, como se denominó entonces el proyecto, responde al deseo de disponer de un edificio de mayores aspiraciones y acorde a las exigencias de la sociedad de la época.

Con este fin se constituyó en 1866 una sociedad particular de accionistas que se planteó como problemas fundamentales la cuestión económica, el lugar de la construcción del edificio y la elección del arquitecto encargado del proyecto. La primera se solventó con la aportación de personas y entidades de gran poder económico, así como con la colaboración desinteresada del resto de la sociedad, tanto de gente pudiente como de ciudadanos humildes.

El planteamiento de la elección del solar donde ubicar el nuevo teatro fue más problemático, dado que ninguno reunía los requisitos necesarios. Finalmente se propuso el solar de Bocabarranco o de la Pescadería, que presentaba las tres condiciones principales: era céntrico, con unas dimensiones y forma adecuadas, y ubicado en una zona de fácil acceso y visibilidad.

Sin embargo, su proximidad al mar, a la boca del barranco y a la pescadería, causó el desacuerdo entre los ciudadanos. Hecho que provocó incluso jocosas críticas, que quedarían plasmadas en los dibujos y versos de Benito Pérez Galdós ("¿Quién fue el patriota estúpido / quién fue el patriota vándalo / que imaginó las bóvedas / de este Teatro Acuático...").

Como maestro de obras para el proyecto se eligió, tras varias gestiones y sin faltar tampoco un cierto recelo local, a un arquitecto residente en Madrid y de origen albaceteño, Francisco Jareño y Alarcón (1818-1892), cuyo proyecto se aprobaría el 22 de mayo de 1868. 

Del Tirso de Molina al Pérez Galdós

En 1888, y ante el inminente paso por Gran Canaria del famoso tenor italiano Roberto Stagno, de gira con su compañía hacia América, se aceleran los trabajos para poder albergar algún recital y recaudar fondos.

Pero un desgraciado accidente ocurrido en el Puerto de La Luz, entre dos buques de nacionalidad francesa e italiana con cincuenta y cinco muertos, precipita la decisión del tenor y posteriormente de la junta directiva de donar la totalidad de la recaudación a los damnificados en la tragedia.

Y es dos años más tarde, en 1890 cuando se inaugura el Teatro Tirso de Molina con La Traviata, a costa de la ruina de los promotores, lo que desemboca en la titularidad municipal del teatro a partir de 1913.

Once años después de la inauguración, con motivo del gran éxito del estreno, en 1901, de Electra de Benito Pérez Galdós , se propuso en un solemne acto de homenaje el nombre del escritor para denominar al nuevo teatro. En 1902 pasa a llamarse Teatro Pérez Galdós.

Incendio y reconstrucción

En la noche del 28 de junio de 1918 un gran incendio destruyó la estructura de madera del teatro casi por completo. Entre 1925 y 1928 el arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre concluye las obras de rehabilitación. Su hermano Néstor, artista y pintor, es el encargado de decorar el edificio. Suyas son las pinturas del Salón Saint-Saëns, del techo de platea, de la boca del escenario y los diseños de los vitrales y el telón.

El 28 de mayo de 1928 se celebra su reinauguración por todo lo alto con el estreno de la ópera Aida.

El edificio fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno de Canarias en 1994, con la categoría de Monumento.

Rehabilitación y reapertura

En el año 2004 comenzó la rehabilitación y ampliación del Teatro Pérez Galdós, una obra que incluye el edificio histórico (zona de público) y la construcción de un nuevo edificio (zona de artistas y administración), que engloba todo el escenario a partir de la boca, las dependencias, anexos y otras instalaciones.

Con estas obras se logra conjugar el romanticismo de la construcción del siglo XIX con las avanzadas tecnologías escénicas del siglo XXI, que convierten así este recinto en uno de los más completos a nivel nacional.

La reapertura del Teatro Pérez Galdós se celebró el 14 de abril del 2007 con un concierto de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria dirigida por su titular, el maestro Pedro Halffter, que interpretó la Sinfonía nº 9 de Ludwig van Beethoven.

Además, el Teatro programó una semana de representaciones de todo tipo. Así, se contó con la actuación de la Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo y con el estreno de la tetralogía El anillo del nibelungo, que sirvió para demostrar las nuevas capacidades técnicas y escénicas del Teatro Pérez Galdós: fue el primer teatro de España que afrontó la representación de la obra completa en una sola semana.